jueves, 16 de marzo de 2017

15.- CRUCE DE RETORTILLO NAC. 620-VILLAVIEJA DE YELTES (05/03/2017) 23 KM.

Entrando en Villavieja de Yeltes

             Esta es la primera salida importante que servirá de preparación para la maratón de Roma. Ruta desconocida para todos, preparada por Angel, en la que dejó bastantes flecos sin estudiar. En primer lugar el perfil era durísimo, el asfalto en muy mal estado, ganado bravo dispuesto a todo en el primer tramo del recorrido y manifestación "anti mina" que retrasó nuestro regreso, a pesar de todos estos aspectos negativos, los paisajes eran incomparables, la zona de los Baños impresionante, ésto hizo que nos gustase a todos la carrera.
La mañana se presenta nublada pero con una suave temperatura, ideal para correr. En esta ocasión correremos Quique, Yayo, Angelito, Cañete y yo, en casa de Quique ya todo preparado para desplazarnos a la salida, un poco atípica, ya que saldremos desde el Cruce de Retortillo en la carretera Nacional 620. El coche lo dejamos justo debajo del puente de la Autovía. Nos separan 23 duros km de Villavieja, pero comenzamos muy entusiasmados por la importancia de la distancia. Vamos todos juntos disfrutando de los encinares a ambos lados de la carretera, propiedad de la Finca  El Collado. Hasta ahora yo no era conocedor de que la ganadería de toros bravos está a ambos lados del recorrido y de los que nos separa una pequeña valla de piedra. Vamos todos juntos en el primer kilómetro, pronto se adelantan Quique, Yayo y Angelito, en este orden ya hasta el final de carrera. De momento perfil suave y cómodo, yo sin embargo a medida que avanzamos empiezo a incomodarme, voy inspeccionando todos los alrederores en busca de cualquier signo del temido toro bravo. Somo sobrepasados por un coche de la Guadia Civil, conducido por nuestro amigo Roberto (a veces corre con nosotros); nos anima y en tono jocoso nos pregunta que si vamos a la manifestación "anti-mina". Hasta ahora no sabíamos nada de que se celebaría hoy cerca de  los Baños de Retortillo. Aprovechando la seguridad que transmite la Guardia Civil, pregunté a Roberto que si había toros bravos junto a la carretera (no tenía que haber preguntado) no recibí como respuesta el NO rotundo que yo esperaba, sino que lo hizo con un simple "no creo". El nerviosismo se apoderó de mí, miraba árboles, vallas, rocas, cualquier sitio donde subirme en el caso de que un toro estuviese en la carretera. Divisamos al final de una recta las casas de la Finca el Collado, y a la vez como Quique daba la vuelta dirigiéndose a nuestro encuentro. En efecto, vino a acompañarnos pues los primeros toros ya se hacían  ver.
Toros de la Finca El Collado


Quiso tranquilizarme describiéndome la valla que servía de separación, no surtió efecto, el temor me invadía y quería dar media vuelta. Una vaca cárdena, con cuernos afiladísimos, tomaba la postura típica de arranque (esta postura la reconozco, por todos los Carnavales que he vivido), no dejaba de mirarnos, a medida que nos acercabamos a su altura yo la veía más grande y la valla cada vez más pequeña. Vi, como Angelito y Yayo ya habían pasado el peligro, ahora nos tocaba a nosotros tres, yo sin pensarlo aguanté la respiración (siempre se ha dicho que en presencia de avispas no respires y así no te picarán, en caso de abejas un aro de cebolla en cada oreja y tampoco picarán, esta receta es de mi suegro Sebastián) y aceleré todo lo que pude sin dejar de mirar la vaca, cuando estuve lo bastante alejado, respiré de nuevo, me di cuenta que había dejado atrás a Quique y a Cañete. Vimos más toros pero ya bastante lejos, como medida de precaución pedí a todos que pasasen este tramo en silencio. Pasado el peligro nos reagrupamos y continuamos más sosegadamente la carrera.


Al fondo Retortillo
Vamos viendo a lo lejos el perfil de la iglesia de Retortillo, habíamos recorrido ya los 6 primeros kilómetros.






Ya en Retortillo
                                                                                                                   

Ya desde aquí se nota el ambiente contrario a las minas, paredes con pintadas, señales de tráfico convertidas en carteles de "no a la mina". Ajenos a la protesta, seguimos corriendo en dirección a los Baños. Se endurece el recorrido y comenzamos a subir cuestas con inclinación importante, así como su distancia. Volvemos a cerrar la carrera Cañete y yo. Nos separan unos 5 km del balneario. Vamos a un ritmo no muy rápido debido a la exigencia del recorrido. A ambos lados de la carretera hay signos de los trabajos que está realizando la empresa Berkeley, grandes superficies excavadas, apisonadoras, bulldozer, los colores ocres arrinconan a los verdes en los encinares. Después de una bajada muy relajante, llegamos a la altura del bar que regentan los padres de Romo, saludamos a Eugenia, Tomás y Raquel, diciéndome que nos quedan 12 km hasta Villavieja. Seguimos nuestra carrera hasta hacer una pequeña parada y disfrutar del entorno del balneario.
Vista desde el puente
Unos minutos que nos sirven de descanso y comenzamos una larga ascensión, que a mi se me hace interminable. Veo a Quique que va en primer lugar y nunca desaparece, señal de que aun está lejos el inicio de la bajada, hay un momento que me pongo a andar e intento recuperar. En esta ocasión Cañete va muy bien, siempre va por delante pero a unos pocos metros. Por fin vemos la tan ansiada cima, los tres primeros nos esperan, y recibiendo sus ánimos comenzamos la bajada. Este perfil continuará los siguientes 9 kilómetros, durísimas subidas, y cortas bajadas, este tramo se me hace larguísimo e interminable.

Llegamos a la cumbre de la que sería la última subida y siento que a mi lado para un coche (cochazo), es Madruga que viene para llevarnos de regreso a Ciudad Rodrigo. Nos alienta y me dice que ya no queda nada, unos 3 km. Ahora vamos siempre bajando suavemente hasta cruzar una vía férrea muerta. Llevo mucho dolor en la rodilla izquierda, pero queda tan sólo un kilómetro y medio por lo que decido seguir muy despacito. Voy solo atrás ya que Cañete sigue enorme. Al fin veo las primeras casas de Villavieja, los demás me esperan para entrar juntos en el pueblo. Conseguido, a duras penas, pero 23 kilómetros.
Villavieja de Yeltes

Ya en el pueblo, nos cambiamos en un precioso bar de la plaza, somos extraordinariamente atendidos por un camarero "a caballo" entre Juli Casaral (por su simpatía) y Pedro Kayuma (por su aspecto). 
Repuestos emprendemos camino de regreso (he de señalar que valientemente acepto a ir en el pequeño asiento auxiliar del cochazo de Madruga, que da acceso al sexto pasajero, muy incomodo). Un nuevo incidente nada más pasar por delante del Balneario, el grueso de la manifestación sigue a un coche de la Guardia Civil y vienen lentamente hacia nosotros. Madruga es obligado a aparcar en el arcén de la carretera, con tal mala suerte que lo hace justo donde los manifestantes tienen previsto realizar las reivindicaciones.
Rodeados por los manifestantes


Pasamos unos minutos rodeados e inmersos en la manifestación hasta que conseguimos seguir nuestro camino. Faltaría encontrarnos un poquito más adelante con el gran Romo, que está de vacaciones (raro en él) y viene a pasar unos días a Retottillo.
Llegada a Ciudad Rodrigo, vinos y tapas.

martes, 14 de marzo de 2017

14.- FUENTES DE OÑORO-CRUCE DE ESPEJA (12/03/2017) 30 KM.

" Los somormujos de Argañán"


              Hoy toca la etapa reina de los entrenamientos específicos para correr la Maratón de Roma. Angelito (muy listo en temas de recorridos) ha elegido una carrera muy exigente, con una distancia jamás realizada por mí y por Cañete, nada más y nada menos que 30 km. Discurrirá entre Fuentes de Oñoro, Aldea del Obispo, pasando por Castillejo de dos Casas, Barquilla, Villar de Argañán, Gallegos de Argañán y situando la meta en el Cruce de Espeja (Restaurante Los Chopos). Ruta elegida sabiamente por Angelito, teniendo en cuenta varios factores: la dirección del viento, temperatura, presión atmosférica, humedad relativa, presencia de perros, toros, jabalís..., estado del firme, cuestas, entorno...
              Pues bien, como siempre en casa de Quique, quedamos una hora antes que de costumbre ya que tenemos que ir hasta Fuentes de Oñoro. Vamos llegando, Cañete, Quique, Angelito, Bego, Yayo y yo, se caen Cazahitos de la lista debido a la exigencia del recorrido (Manu, Javi Sardi, el rumano...). Partimos de Ciudad Rodrigo con un sol radiante y temperatura cálida, pero al llegar a Fuentes vemos que todo está nublado, rachas fuertes de viento y llovizna. Satélites captados y comienza la carrera,  la composición que se forma ya al inicio de carrera es: en cabeza Angelito, Quique, Yayo y Bego, cerrando Cañete y yo. Esta composición perdurará hasta el final, salvo que a veces esperan los primeros, nos agrupamos y llegamos casi siempre juntos a los pueblos. Dividimos mentalmente la carrera en etapas; la primera es de 12 km. hasta llegar a Aldea del Obispo. Este tramo discurre por una carretera con fincas de encinas preciosas a la derecha, y a la izquierda la Raya con Portugal. El  perfil está formado por continuos toboganes, subidas no muy fuertes, pero exigentes.
Finca El Gardón

Corremos al lado de una preciosa finca que no conocía: "El Gardón", llena de encinas centenarias, muy cuidada, merece la pena haberla descubierto. Continuamos en las mismas posiciones que de salida, vamos viendo a lo lejos, difuminadas por la llovizna las primeras casas e iglesia de Aldea del Obispo. Los 10 primeros km., Cañete y yo los hemos realizado en una digna hora y tres minutos; sabedores de lo que nos quedaba por delante controlabamos mucho nuestra velocidad.


En el km. 11 se encuentra el cruce con Castillejo de dos Casas, aquí comienza nuestra segunda etapa imaginaria, hasta Castillejo son 2 km. de bajada; un bonito caño nos da la bienvenida a este pequeño pueblo, desconocido para todos nosotros.
Caño




Hasta ahora todo ha sido relajado, ya Angelito nos ha ido concienciando de que a partir de Castillejo de dos Casas y hasta llegar a la localidad de Barquilla, ascenderiamos por la cuesta más empinada y larga de la carrera; vaya que si era larga y empinada.

Nos reciben unos vecinos, extrañados (raramente verán corredores por sus calles) nos animan, comenzamos a subir, los primeros 200 metros  suponen un esfuerzo enorme, vemos a Quique, Yayo,
Apreciación de la inclinación de la calle.

Angelito y Bego que se van alejando de nosotros muy lentamente, casi clavados en el firme subimos otro poquito y antes de salir del pueblo pregunto a un paisano que si es muy larga la cuesta, me dice todo chulo: "es así hasta Barquilla", nos hundió anímicamente e hizo que más adelante, cuando nos perdió de vista, Cañete y yo echaramos a andar. Unos 200 metros andando conseguimos recuperar un poquito y lentamente fuimos subiendo la interminable cuesta. Coronando lo que parecía el final nos hizo ver el panorama asolador, falsos llanos pero siempre subiendo y subiendo. En este tramo a Cañete le sobreviene una pajara considerable, se bebe las dos botellas que lleva de agua y se echa a andar, me pongo a su altura y lo acompaño otro pequeño tramo andando. Los que van por delante ya nos gritan que estamos muy cerca de Barquilla. Poco a poco el perfil se va suavizando. La prioridad ahora era encontrar agua para Cañete, que empanzonado buscaba más refrigerio con urgente necesidad.
Iglesia de Barquilla



 Aquí perdemos bastante tiempo, ya que en vez de un pueblo con poca población, parecía fantasma. Acudimos a la iglesia al oir las campanas, acertamos, ya que justo finalizaba la misa ys alían cuatro o cinco paisanos a los que preguntamos por el agua del caño, nos quitaron las intenciones ya que podía tener radiactividad, a otro se le ocurrió que a la vuelta de la iglesia quizá nos darían agua en el centro social del pueblo. Era un pequeño bar regentado por Chuchi Visín, que gustosamente llenó las dos botellas de Cañete.

Por fin seguimos nuestra carrera, ahora la etapa consistía en llegar a Villar de Argañán. Hasta ahora llevamos un poquito más de la mitad del recorrido, unos 17 km. Vamos cansados, pero aún responden nuestras piernas. Seguimos colocados igual que desde el inicio, al salir de Barquilla somos jaleados y despedidos por un hombrito con una voz muy peculiar (de pito) que nos hace reir a todos. Poco después somos acosados por un mastín que guarda un rebaño, no hay peligro pues ya advierto a todos de que se trata de un cachorro, continuamos sin incidencias. A los 3 km vemos que Quique  (que va en cabeza) se da la vuelta, esto es una evidencia de que hay un nuevo peligro. Efectivamente, dos grandes perros negros, chatos y sin rabo, nos cortan el paso mostrando sus afilados dientes. Afortunadamente el dueño de la casa que linda con la carretera sale con un gran palo, simplemente se lo enseña a los perros y éstos dejan camino libre. Se lo agradecemos y continuamos nuestra carrera.
Volvemos a coger posiciones y de nuevo se cierne el peligro, yo atrás, cerrando la carrera diviso un animal grande por delante de Quique, Yayo, Angelito y Bego, mis temores se convierten en realidad, el bulto es un añojo que se ha salido de la finca a la carretera.
Añojo ofuscado

Quique nos hace señas para que acelerermos el paso y nos reagrupemos, eso haría que el peligro disminuya y que no ataque al ver mucho bulto. También conseguiríramos que volviese a la finca y se uniera a su manada. El ternero se ofusca y decide correr carretera adelante sin parar, por lo que decidimos ir detrás. Después de un largo rato, consigue saltar el alambrado y por fin nos deja seguir tranquilamente nuestra carrera. 

Entretanto hemos llegado a los 21 km., en un tiempo aceptable de 2 horas y diez minutos. El recorrido se ha ido haciendo más favorable y ya divisamos Villar de Argñán. Todos vemos el objetivo más cercano.


En mente ya solo cabe Gallegos de Argañán, así que aun con dolor en nuestras rodillas, seguimos nuestra carrera. Ya en el km. 22 Cañete se viene otra vez abajo, lo animo y lo espero ya que se echa a andar otro poquito, lo que aprovechamos para comer unas gominolas azucaradas. Esto nunca lo había hecho, pero he de decir que nos vino fenomenal. Psicológicamente le saco un tema que viene pintiparado para animarlo, le pregunto que si nuestros relojes se conectan a satélite español o portugués, al tratarse de un tema de logística militar americana, a Cañete se le olvida el cansancio y vuelve a correr. Por fin vemos a lo lejos la iglesia de Gallegos, con más ánimo nos adentramos en el pueblo a sabiendas de que solo nos separaban 5 km. de la meta. 
Los que iban en cabeza ya no esperan y los vemos muy a lo lejos. Este tramo, no sé si por ser el último, se hizo muy pesado y aburrido. Nuestro ritmo había disminuído considerablente, los kilómetros se nos hacían más largos, hasta que a lo lejos vimos a Bego (lesionada de rodilla) que se había puesto a andar. Esto nos motiva a intentar alcanzarla e incermentando el ritmo de manera considerable conseguimos llegar a su altura divisando en el horizonte ya el tan ansiado Cruce de Espeja, cosa que hizo que Cañete y yo siguiesemos corriendo ya con poquitas fuerzas pero viendo a Quique, Yayo y Angelito estirando.
Llegada de Cañete y Fito

 Por fin hemos completado los 30 km., nuestras piernas están acalambradas, pero debido a nuestra emoción nos olvidamos de ellas. Unos minutos de euforia y como no, al bar a por la merecida cervecita, acompañada de unas jetas asadas  buenísimas. ¡CONSEGUIDO!
 Impresinante e Inolvidable